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Más allá del reduccionismo

Cuando el todo es más que la suma de las partes

El pensamiento humano y la forma de concebir las cosas durante largo tiempo han estado determinados bajo una lógica de divide y vencerás; cuando nos enfrentábamos al algún problema con relativa complejidad nuestra lógica reinante nos empujaba a dividir el problema en partes pequeñas y estudiarlas cada una independientemente; para luego, después de tener conclusiones aceptables realizar un proceso de inferencia o extendiendo las conclusiones de las partes al todo.

Ciertamente hemos tenido mucho éxito en resolver problemas reduciendo el problema a sus partes más pequeñas (método reduccionista), inclusive la investigación científica está basada en dicha lógica; pero también es cierto que los problemas complejos generalmente de tipos sociales y económicos aun están pendientes o él método científico no ha podido abordarlas con éxito.

Entre los años 50 y 60 el biólogo y filósofo Alemán Ludwig von Bertalanffy, inspirado en la biología plantea una Teoría General de los Sistemas (se detallará más adelante) donde plantea que: las propiedades de los sistemas, no pueden ser descritos en términos de sus elementos separados; su comprensión se presenta cuando se estudian globalmente.

Imaginemos que sobre la mesa de una cocina tenemos seis naranjas como muestra la siguiente figura y planteamos la siguiente pregunta:

¿Qué podemos observar?



Para reducir la complejidad bajo el enfoque reduccionista tendríamos que dividir el problema para luego estudiar sus partes o elementos y luego inferir el comportamiento total (el todo) bajo el supuesto que: el todo es la suma de las partes.

Reduciendo el problema notaríamos rápidamente qué, cada una de las partes son naranjas y por lo tanto el todo es un conjunto de naranjas; ver los problemas bajo enfoques reduccionista se asemeja a observar el mundo a través de un canal o un tubo, podemos observar muy bien ciertas partes, pero nos limita observar las interrelaciones y algunas propiedades sinérgicas que emergen de dichas interrelaciones.

Si nos escapamos de enfoque reduccionista y observamos el objeto como un sistema nos podremos dar cuenta qué, las partes que las constituyen son naranjas y la interrelaciones entre las partes forman una cruz de naranjas, por lo tanto el todo no siempre es la suma de las partes.
Analizar el problema bajo el enfoque reduccionista y bajo el enfoque sistémico nos conducen a resultados y conclusiones muy diferentes.