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Los Jóvenes debemos consolidar una "Alianza generacional con nuestra naturaleza"



«El debate científico sobre el cambio climático ha terminado: existe, se hará más extremo, y el hombre es el responsable. Con esta rotundidad concluyó ayer [2-Feb-2007] en París el encuentro auspiciado por la ONU de científicos y representantes de más de cien países, que ha certificado una realidad que ya no podrá ser negada».

«El cambio climático traerá más calor, más sequías y lluvias torrenciales. Los científicos dan por cerrado el debate sobre las consecuencias del efecto invernadero. La acción del hombre es la causa de un fenómeno irreversible»

«Hoy, sabemos que la humanidad está destruyendo, a una velocidad aterradora, los recursos y equilibrios que han permitido su desarrollo y que determinan su futuro»

«Lanzamos un llamamiento solemne para una gran movilización internacional contra la crisis ecológica y en pro de un crecimiento respetuoso del medio ambiente. El futuro del planeta en su conjunto está en juego. La supervivencia misma de toda la humanidad están en peligro. Ha llegado el momento de ser lúcidos. De reconocer que hemos llegado al límite de lo irreversible, de lo irreparable. De admitir que ya no podemos permitirnos esperar; que cada día que transcurre agrava los riesgos y los peligros»

«Era una sospecha científica que el comportamiento del hombre maltrataba el medio ambiente y fomentaba el calentamiento planetario, aunque semejantes impresiones necesitaban adquirir un aspecto solemne y consensuado en la mayúscula cumbre de expertos convocada por la ONU en París. Ahora ya sabemos oficialmente que los gases de efecto invernadero explican, con una probabilidad del 90%, las subidas de las temperaturas. Y, peor aún, conocemos que el delirio del termómetro predispone la aparición de olas de calor, sequías, inundaciones, desertización, ascensos en el nivel del mar y fenómenos meteorológicos cada vez más frecuentes y más violentos»

«La alarma del cambio climático no es un problema que concierne a nuestros bisnietos, sino una emergencia contemporánea a la que 2.500 expertos de 130 países le han dado forma y fondo amparándose en las siglas del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático IPCC)»

Las temperaturas

La primera conclusión del informe proyecta un incremento de las temperaturas en una horquilla de entre 1,8 y 4 grados camino de 2100. Tiende a sospecharse, por tanto, que el promedio de la centuria rondará los tres grados, aunque también se plantea con rigor la posibilidad catastrofista de que el termómetro podría elevarse por encima de los seis grados. La culpa la tiene en un 90% el efecto invernadero. Quiere decirse que la presencia de dióxido de carbono es la más elevada de los últimos 650.000 años -el mundo no existía entonces según la Biblia- y un 35% superior a los niveles registrados antes de producirse la revolución industrial. Europa se ha calentado al menos un grado en el último siglo, y lo ha hecho con particular énfasis en los últimos 12 años de Historia a fuerza de veranos insólitamente calurosos.

El deshielo

El planeta se derrite de manera constante y silenciosa. Al menos, los expertos convocados en París sostienen que el hielo podría desaparecer del Artico cuando se acerquen las estaciones veraniegas de los años próximos al 2100. No viviremos para contarlo, pero sí vamos a asistir al deshielo progresivo de los glaciares, los picos montañosos y las capas de hielo. Tampoco le quedan muchos siglos de vida al congelador planetario de Groenlandia, así que se producirán transformaciones radicales e imprevisibles en las corrientes de aire. Particularmente en la dirección del golfo de México hacia Europa.

El nivel del mar

De los deshielos se desprende una subida del nivel del mar. La última estimación del IPCC (2001) era bastante vaga y manejaba una horquilla de entre nueve y 88 centímetros. Ayer, en cambio, se ha ceñido bastante más las cifras. Dicen los expertos que el nivel se elevaría entre 18 y 59 centímetros de aquí al horizonte del 2100, aunque los cálculos dejan margen a previsiones mucho más preocupantes que requerirían la emigración de millones de personas radicadas en zonas costeras como las de Bangladesh y Holanda, sin perder de vista las áreas pobladas de los deltas de los ríos. Ya se han producido ejemplos evidentes. Especialmente en los atolones del Pacífio, como Tuvalu, cuyos 10.200 habitantes forman parte de un programa de evacuación real y tangible.

España

El informe concierne al porvenir español. Empezando porque, en sintonía con el contexto continental, se prevén reducciones en el promedio anual de lluvia y nieve, incremento de los fenómenos torrenciales, descenso de los días fríos y un aumento en la salinidad de las aguas mediterráneas. Por todas esas razones, «el estudio no deja lugar a dudas, y supone una llamada de atención muy poderosa a los gobiernos del mundo», según explicó ayer el secretario general para la Prevención del Cambio Climático, Arturo Gonzalo Aizpiri. La preocupación redunda en los informes que ha aportado el Instituto Nacional de Meteorología a propósito de las olas de calor. Podríamos experimentarlas a un ritmo de entre tres y cinco años, sin olvidar los problemas de desertización y de rendimiento agrícola. Además, hay otros síntomas llamativos: las cigüeñas, aves migratorias por definición, ya no requieren el confort de las temperaturas africanas.

¿Una ONU ecológica?

La reunión del IPCC y la cumbre sucesiva que ayer inauguró Chirac (Conferencia para un Gobierno Ecológico Mundial) pretenden convertirse en la memoria de una conciencia política y en el tejido para crear una sede específica de la ONU en materia de medio ambiente, tal como ya sucede con la salud (OMS) y como ocurre con la cultura (UNESCO). Sería la ONUE (Organización de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), aunque el proyecto tiene que sobreponerse a la resistencia histórica de EEUU, Rusia y China. Ninguno de los tres países quiere sentirse sometidos a regulaciones supranacionales. No sólo por cuestiones de soberanía política. También porque los controles de CO2 podrían suponer un freno al desarrollo industrial. Empezando por China, cuya dependencia de los combustibles fósiles, causantes del efecto invernadero, es una respuesta a las necesidades energéticas crecientes y a su propia naturaleza de nuevo depredador planetario. Frente a esta visión egoísta, el informe divulgado ayer exige a los países industrializados poner límites inmediatos a la contaminación.

Noticias extractadas de ABC, El País, El Mundo e IPCC [Report 2-Feb-2007]

Apunte sistémico

Albert Allen Bartlett, profesor emérito de física de la Universidad de Colorado ha estado alertando desde hace tiempo sobre la trampa de los crecimientos porcentuales, esos crecimientos en los que se basan la inflación, la demografía y el consumo de recursos naturales en la ciencia económica convencional. En sus estudios sobre la relación entre población y energía daba cuenta de una afirmación típicamente sistémica que traigo a colación a raíz de este informe de la ONU. La sentencia del Dr. Bartlett dice así: “el mayor defecto de la raza humana es nuestra falta de habilidad para comprender la función exponencial”.

Una frase para meditar y reflexionar sobre una de nuestras mayores limitaciones para relacionarnos con los recursos finitos. Una frase que en su interpretación más pesimista viene a decir que ante una realidad exponencial como el calentamiento global cuando nos demos cuenta puede ser demasiado tarde y, como le sucede a la protagonista de la metáfora de la rana hervida, acabemos “cocidos” en el CO2 que no supimos reducir a tiempo.

La cuenta atrás ha comenzado, el incremento del CO2 atmosférico no da para muchas alegrías. No es catastrofismo, es una realidad que estamos tocando las 300 ppm de CO2, cuando alcancemos los 500 ppm o rocemos los 1000 ppm de CO2 proyectados para fin de siglo por algunos modelos, las condiciones para la vida en este planeta serán realmente hostiles cuando no inhabitables. No queda tiempo. Nos jugamos el futuro del planeta desde aquí y ahora hasta los próximos 15 o 20 años, una generación como mucho. Si no hacemos nada, si dejamos el problema pendiente para la próxima generación, por muy deprisa que lo intenten, ya no habrá tiempo, no tendrán tiempo.

Estoy con Tim Flannery “Lo que ahora necesitamos es información fidedigna y atenta reflexión, pues en los años venideros este tema eclipsará a todos los demás juntos. Se convertirá en el único tema”.

La “herencia” de nuestros residuos atmosféricos compromete desde ya el futuro de nuestros hijos y nietos. “Papá, ¿qué hizo el abuelo contra el calentamiento global que nos está matando?”, bien podría ser la interpelación que nos podrían dirigir nuestros nietos a la vuelta de la esquina. Tic, tac, tic, tac, queda menos tiempo para evitar esa amarga acusación en boca de nuestros descendientes.

De:
http://jmonzo.blogspot.com/

Alicia y el gato de Cheshire



Lewis Carroll ha colocado a Alicia en una tesitura. Alicia pide ayuda. El gato de Cheshire aparece en el momento justo. Alicia pregunta. El gato responde. Tal vez Alicia buscaba una respuesta fácil, directa, sin complicaciones. Pero el gato opta por otra cosa. En lugar de darle una respuesta dentro del ámbito en el que Alicia cree que se encuentra la respuesta, el gato de Cheshire opta por examinar los supuestos acerca de su pregunta. Alicia habla de hechos, pide consejo sobre la mejor conducta a seguir.

Sin embargo el gato habla de premisas, haciéndole observar a Alicia las consecuencias de su patrón de conducta. Alicia habla desde su sistema de referencias, sin salirse de su sistema. El gato la empuja con su sagacidad a observar su situación desde fuera, centrando la atención acerca de su sistema, para que observe la estructura en la que se encuentra inmersa. Definitivamente, el gato ha discontinuado el discurso de Alicia.

El pequeño dialogo de Alicia con el gato de Cheshire ejemplifica de una manera sintética el ¿de qué va? de esta obra, que frente a la búsqueda de soluciones dentro de un sistema, es el caso de Alicia, los seres humanos tenemos la posibilidad, la potencialidad de observar los sistemas desde fuera, es el caso del gato, para enfocar la solución de los problemas de una manera sistémica, es decir, una solución que comprenda la totalidad formada por la forma de pensar de Alicia y su problema, simultáneamente. Una solución que pasa por examinar las premisas en las que se basa. En formular el problema observando la estructura sistémica que lo genera.

Es seguro que después de su encuentro con el gato, algo ha cambiado en Alicia. El gato no le ha solucionado su problema, tal y como estaba verbalizado inicialmente por Alicia, pero ha hecho algo mucho mejor. El gato le ha proporcionado la herramienta para darse cuenta de la totalidad formada por su forma de pensar y su problema. Como diríamos los sistémicos, a la totalidad organizada o sistema llamado Alicia. Seguramente Alicia ha aprendido algo que nunca olvidará. Posiblemente su encuentro con el gato le ha hecho comprender su patrón de conducta y le ha proporcionado el enfoque para su solución. ¡¡Con sólo tres respuestas!!. Ya quisiéramos muchos consultores ser tan eficientes como el gato de Cheshire.

El gato le ha dado a Alicia la llave para comprender que su forma de pensar forma parte del problema y de la solución. Que no están separados. El gato de Cheshire ha actuado como un pensador sistémico. Eso es ser sistémico. Eso, ni más ni menos, es lo que nos ha enseñado el gato de Cheshire. Eso es lo que espero que esta obra sea para ti, amigo lector. Ese es mi propósito.

Amigo lector. Lo que tienes entre manos es un compendio de varios artículos, comunicaciones o ponencias publicados entre 1995 y 2005. Posiblemente no estén todos, pero sí los más representativos de mi pensamiento. Transcurrida poco más de una década parecía de justicia reunirlos de nuevo a todos, juntarlos en un único recipiente contenedor y ponerlos a disposición de amigos y compañeros sistémicos.

POR:
José Monzó Marco
VISITEN:
http://jmonzo.blogspot.com/